
Casi quebrado en su estado anímico y como última alternativa, visitó al sacerdote de barrio Rucci. No solo que lo curó de su desgarro, sinó que lo apartó de su adicción a las bebidas blancas y lo convirtió al catolicismo. "Ahora tengo ganas de jugar en el equipo A" nos confesó.
Grande Nacho !!!!
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