NUESTRO EQUIPO ES 10 % DE INSPIRACION Y 90 % DE TRANSPIRACION

Un equipo de hombres que se respetan y se quieren es invencible.

Y si no lo es, más vale compartir la derrota con los amigos, que la victoria
co
n los extraños o los indeseables.

Alejandro Dolina


LA NOTA MAS VISTA LA ULTIMA SEMANA

lunes, 6 de abril de 2009

Una Celebridad... CON MAYUSCULA


Me pareció verlo mientras caminaba por el Bv Sargento Cabral, pero no creí que se tratara de él. ¿Cómo una gloria del deporte local iba a estar mezclándose con la gente “común”? Me acerqué lentamente para reafirmarme a mí mismo que todo era un sueño, pero su collar de “coco” lo delató. Ese mostacho –tipo ceja vertical- en el labio inferior y su revuelta melena al viento eran inconfundibles. Y sí, delante de mis ojos estaba paradito Rolan Mc Rondall “la Motosierra Humana”. Su mirada perdida en algún punto del horizonte intentaba, por enésima vez, delinear la silueta del gran amor de su vida: La Pelota. Me daba miedo interrumpir su concentración. ¿Cómo distraerlo sin que se enojara? Era la gran chance para realizar la mejor Entrevista del año con uno de los más grosos guionistas y editores del BLOG y no quería que se me escapara. APARTE –POR ESTOS DÍAS- ME ESTA HACIENDO SOMBRA y ESO ME ROMPE SOBERANAMENTE LOS HUEVOS!!! Pero justo cuando estaba a punto de tocarle el hombro para hacerle unas preguntas, se escuchó un: “EHH MARTILLERO, ¿sos boludo?”. Era el vozarrón de un colectivero de la SERODINO que lo traía al Pancho que llegaba tarde a una Audiencia con el Administrador General de Aduanas (aparentemente este último necesitaba algunos consejitos para ordenar a los muchachos). El gran Hammer, quizás ido por el recuerdo de sus gambetas, cruzó el Boulevard sin mirar y, si no fuera por los reflejos del chofer, hoy San Lorenzo estaría extrañando a uno de sus mayores ídolos. El susto por la bocina del colectivo lo hizo reaccionar y... clavó su mirada asesina en mi grabador. No dudé y le dije: “Marce, soy de Enfermos....” Pero no me dejó terminar la frase. Enseguida me tomó del brazo y, mientras me llevaba a un típico bodegón de la patriótica ciudad, disparó: “Vos me conocés de la liga –de los remates turbios-, pero yo jugué al futbol en la Carcel, pibe”.
¿Cómo llegaste a jugar en NACA? Nadie es profeta en su tierra. Las diferencias internas del San Lorenzo de Gallucci me llevaron a tomar la decisión de afanar y por esas cosas de la vida terminé en CORONDA, …para distraerme. Yo jugaba de 7 abierto por aquel entonces. Reconozco que en prisión me costó un tiempito entender la posición. Y, sobre todo, entender que no tenía la obligación de jugar con los ojos cerrados. Pero tras dos años y medio de entrenamiento, un sobrino me dio la clave del puesto: “CORRE, infeliz”. Es increíble la claridad conceptual que puede llegar a tener un chico de cuatro años. En síntesis, como no tenía lugar en el SAN LORENZO “A”, decidí ir a probar suerte a Misiones, pero me descubrieron porque no tenía el famoso CARNÉ. No llegué a sacar el bolso de la pensión (QUE NOS CONTRATÓ GALLU & ASOC). Me subí al primer micro que pasaba –De Jorge Rojas- y aparecí en Córdoba 08 al año siguiente. Y me quedé. TAMPOCO JUGUE PERO ME CAGUE DE RISAS EN LAS SOBREMESA CON SADAMM “VILLAREAL”
Hay un mito de que en los Campeonatos Oficiales la pelota no dobla, ¿cómo fue tu experiencia? Era cierto hasta que llegué yo, que logré que la pelota doblara. Lástima que la hice doblar en todos los entretiempos. Y bueno.. era el único momento que me permitían ingresar al campo de juego. Aquella oportunidad fue única aposté contra Jorge Rojas que hacía doblar la pelota y si ganaba este último me pagaría la apuesta con dos lechones… en fin GANE AL PEDO!!! Nunca lo reconoció y desde entonces no me saluda mas.
¡Roldan! ¡Concentrate!, ¿a qué jugador admirás? Mi espejo fue Beto Casella. Copié el estilo y me decían que me parecía mucho. Además, junto a Omar Faiad, somos los grandes play boys del Loco Boulevard de San Lorenzo.
Fuiste una gloria del fútbol y te defendes en los remates, ¿qué diferencia encontrás entre ambas actividades? No encontré mayores diferencias. Para mí, por ejemplo, el pique de la pelota y del Hammer guardan el mismo misterio, aún inescrutable.
Siendo un jugador tan “rústico”, ¿no te hubiese convenido dedicarte sólo a las subastas? No, no me convenía porque mi rusticidad no sobresalía en el tribunal donde el contacto físico está tan permitido (sino pregúntenle a Favario). Además, nunca me dejaron pegar con el martillo ni hacer piquetes de ojo. Apenas terminó de mandarle un picante mensaje de texto a la Pasquinelli, se levantó, me dio la mano y, mientras me clavaba su mirada –con los lentes de sol puestos-, dijo a la Sra. De DI.NA.GI: “paga EL OTRO... lo de hoy... y lo de ayer y, ya que estás, también la comilona de Navidad”. Obvio, saqué mi billetera y... poniendo estaba la gansa. No me arrepiento. No todos los días uno puede entrevistar, mano a mano, a uno de los hombres que hizo grande al deporte SANLORENCINO. ¿O no?

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